Tom Ford nació en Austin, en el estado de Texas, aunque pasó buena parte de su infancia en Santa Fe, Nuevo México. Desde bien joven Ford quería abandonar el sur del país para trasladarse a Nueva York y cuando terminó la escuela se trasladó a la gran manzana para estudiar historia del arte.
Sin duda Ford deseaba explotar su vertiente creativa y pronto dejó los estudios de historia del Arte para trasladarse a la prestigiosa escuela Parsons de Nueva York para iniciar sus estudios de arquitectura, estudios que finalizó en la escuela Parsons de París.
Fue en la escuela Parsons donde Ford empezó a demostrar su interés por el mundo del diseño de moda, aunque su interés por asistir a las clases quedaba supeditado a un segundo plano ya que la auténtica pasión de Ford en aquella época era la discoteca Studio 54 en la que conoció al mítico Andy Warhol. Por aquel entonces Ford ejercía con gran éxito como modelo publicitario televisivo llegando a salir en más de 10 spots al mismo tiempo.
En 1986 Ford decidió terminar sus estudios en París para trasladarse nuevamente a Nueva York e incorporarse al equipo creativo de la diseñadora Cathy Hardwick. Su trabajo era excelente y su progresión aún más increíble, en tan solo dos años logró el puesto de director creativo en Perry Ellis.
Su carrera era imparable, Ford era todo un profesional con la suerte de lado, muchos dicen que tiene un encanto especial. En 1990, Ford decidió trasladarse a Milán para incorporarse al equipo de diseño de la línea femenina de la firma Gucci.
En 1992 Ford se había ganado un prestigio internacional en el mundo de la moda y dejó de formar parte del equipo creativo para liderarlo personalmente al convertirse en el director creativo de la firma Gucci. Ford se convertiría en el responsable de la concepción de todos los productos de la firma: colecciones, complementos, perfumes... aunque su inquietud creativa le llevó más allá y pasó a controlar el diseño de las tiendas, la imagen de la compañía e incluso la publicidad de Gucci.
Desde que Ford lideró la firma Gucci, esta empezó a vivir un resurgir, una revitalización después de una etapa de crisis que parecía que arrastraría a la firma hacía el peor de los designios o hacía la temible absorción por el imperio LVMH.
En 1994, Ford logró aumentar considerablemente los beneficios de la empresa gracias a su capacidad de reinterpretar el estilo clásico de Gucci, buscando el espíritu de los 90 sin perder algunas de las tradiciones de la firma, como son los artículos de piel, aunque estos, con Ford, rompían el convencionalismo habitual.
¿La clave del éxito? Su estilo propio, las reminiscencias a los años setenta y su capacidad de incorporar a una firma como Gucci nuevos tejidos como el strech o la aplicación del satén en los trajes de hombre. Algunos dicen que una de las claves de Ford es su capacidad por combinar una fina sensibilidad comercial junto a un auténtico sentimiento por la vanguardia de la moda.
En 1995 junto a la estilista francesa Carine Roitfeld y el prestigioso fotógrafo Mario Testino, Tom Ford creyó que era el momento de cambiar la concepción de la publicidad de la firma, creando una nueva imagen mucho más moderna y vanguardista.
En 1999 Gucci fue valorada en 4,3 billones de dólares y con la llegada del nuevo milenio, el grupo Gucci adquirió la prestigiosa firma Yves Saint Laurent y Sanofi Beuté, convirtiendo a Ford en uno de los personajes más influyentes de la moda al controlar el diseño tanto de Gucci como de YSL.
Muchos lo consideran un visionario de la moda como demuestran la infinidad de premios que ha recibido a lo largo de su carrera como el premio del consejo de la moda americana en 1996 o el premio al mejor diseñador internacional otorgado por el fashion editor´s club, además de cuatro galardones al mejor diseñador por la cadena televisiva VH1 o el premio icono del estilo de la revista Elle.
Ford siempre ha considerado que su éxito no es fruto de un gran talento, sino de una gran constancia y trabajo. Sus horas de sueño se limitan a 2 o 3 y cuando duerme suele tener post-its al lado de la cama por si se levanta con una idea genial.
Aparte de crear trajes, joyas y zapatos para firmas de lujo, decide implantar su original tendencia, que el mismo desarrolla, a partir de su propio estilo, hecho por el que suele destacar como un gran referente masculino. Este elegante modisto da a conocer a nivel mundial cuáles serán los puntos de referencia estéticos para cada temporada por medio de su propio look, repleto de detalles innovadores y con gran sofisticación. De este modo, Ford se propuso inventar su línea, totalmente personal e intransferible, haciendo evidente el buen gusto de los diseños del creador estadounidense. Encontramos un claro ejemplo en su nueva colección de gafas de sol, reinterpreta el diseño básico de las Aviator, ofreciendo diversos formatos en metal con pasta de carey adornando patillas y puentes, los cristales de formato único son amplios y los podemos encontrar en varios colores con tonos de marrón, verde y gris oscuro.
Por último hacer mención a sus primeros pasos en el séptimo arte con la publicación de su film ¨A single man¨ en el 2009, protagonizado por Colin Firth. Tuvo una gran aceptación en la Mostra de Venecia, obteniendo el León Gay 2009 a la mejor película de temática homosexual, que otorga la Asociación Cultural Cine Marte, que destacó la perfección formal de la cinta.
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